EL REGRESO
Toc, toc, toc, tocaban siempre la puerta a las 6 de la tarde.
–Quién es? Preguntaba preocupado. Nadie contestaba.
El, por el temor al contagio o un posible robo, no abría.
Con el tiempo y sin que cesaran los toc, toc, toc, a la hora señalada, su salud se deterioró y falleció solitario en su inmensa casa, a las 6 de la tarde.
Toc, toc, toc. Esta vez abrió: su hijo había regresado.
Aníbal
19/4/20


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