PANDEMIA SOCIAL

 

SOLO UNA HOJA

PANDEMIA SOCIAL

 


 

Es de madrugada y los gatos se ovillan en su sueño de ratones que cazaban sus ancestros. Llueve y el rumor que me viene desde los ventanales me hace pensar que la lluvia es pasado, es el final de las goteras nube que se precipitan desde lo alto y solo se materializan cuando caen y se estrellan sobre los tejados de siempre. Es el tiempo me dije, siempre el tiempo que a su vez es movimiento. Si congelamos la lluvia perdemos su murmullo y eso puede estar pasando con la pandemia actual: se congela el tiempo entre las casas y la cuarentena apaga el murmullo de las fábricas y el capital. La crisis es por el tiempo que no fluye, por la pérdida de inmediatez que acelera los consumos y por el temor a la democracia de la muerte.  Casi siempre la muerte es sesgada y selectiva y es producto necesario del sistema. En el mundo muere 1 niño de hambre cada 5 segundos, más de 6 millones en el año. En general mueren 25.000 personas por causa del hambre en un solo día, más de los que lleva la pandemia del coronavirus hasta el momento. A quién le importa? Y es que la pobreza y la muerte selectiva son parte del modelo, que a lo sumo les llama imperfecciones. El capitalismo avanza y solo unos pocos, los elegidos por meritocracia familiar, acumulan y acumulan, frente y a costa de millones de ojos que se apagan, que no tienen la capacidad de los que triunfan en la batalla individualista del mercado. En el presente los 8 hombres elegidos, ungidos por la gloria del dinero,  poseen más riqueza que la mitad de la población pobre mundial. El 1% de los “más capaces”, es dueña del 82% de la riqueza en el mundo. Cada vez se acrecientan más estas desigualdades, lo que trae consigo en forma natural, la pobreza y la muerte, las cuales aceitan el mercado macabro de los acumuladores de vidas y de escombros.

De acuerdo con el último libro de Thomas Piketty, “Capital e Ideología”, las desigualdades se vienen acrecentando a partir de los años 80 y 90 del siglo pasado, con la imposición del liberalismo de mercado y el debilitamiento del Estado. En el período de entreguerras y hasta los años 70, que fue el período más floreciente y creciente del capitalismo, todos los países ante la crisis de la guerra, optaron por incrementar severamente los impuestos progresivos a la renta, a la riqueza y a la herencia, por encima del 50%. Esto trajo como consecuencia una menor desigualdad y un acelerado crecimiento económico. El mejor en toda la historia de la humanidad. Con el resurgimiento del mercado como fórmula salvadora de todos los males a finales del siglo pasado, se debilitó la política redistributiva de los impuestos progresivos y por el contrario se incentivó la capacidad de los elegidos en su renta y propiedades a nivel mundial, llegando a las concentraciones y desigualdades más altas en la historia, en especial en países como EU, Rusia, Brasil y Suráfrica (a pesar de Mandela). Yo agregaría a Colombia. Ante la crisis y teniendo en cuenta la experiencia del siglo pasado, hay que volver rápidamente a los impuestos altamente progresivos al gran capital, unido ahora al impuesto progresivo al daño ambiental y al maltrato a la dignidad y vida humana. El murmullo de la lluvia cesó y ahora solo se escucha el ronroneo de los gatos comiendo juiciosos las pepitas que dinamizan y descongelas los mercados.                                                                                                                                                                                                                                                                        Aníbal 28/3/20

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