LA CUARENTENA QUE NUNCA EXISTIO


“Miles y miles de personas y mis mejores guerreros morían, pero no en la guerra, sino en sus casas o en el mercado, revolcándose asfixiados o con llagas purulentas en todo el cuerpo.  En los otros reinos pasaba lo mismo, los hombres, mujeres y niños, terminaban todos muertos por una gran maldición con la llegada de esos extraños.

Las ofrendas a los dioses avivaban por el contrario la destrucción.  Era inevitable.  Partiríamos todos al inicio y no quedaría nadie en esta tierra. Solo vivirían ellos, los que llegaron con cascos, escudos, montados en enormes bestias y con un par de palos cruzados izados como estandarte”. Siempre soñaba lo mismo y decidió no partir en sus 3 carabelas.

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